El enfoque Montessori es un método educativo basado en el respeto por la individualidad y la capacidad natural de aprendizaje de cada niño. Una de las áreas más importantes en la educación Montessori es la “vida práctica”, que consiste en actividades cotidianas que los niños pueden realizar por sí mismos para mejorar su desarrollo físico, emocional y cognitivo.
La vida práctica se basa en la idea de que los niños aprenden mejor a través de la experiencia y la práctica. Por lo tanto, las actividades cotidianas, como lavarse las manos, preparar un bocadillo o doblar la ropa, se convierten en oportunidades para que los niños desarrollen habilidades motoras finas, coordinación ojo-mano, concentración y autoestima.
Además, la vida práctica también ayuda a desarrollar habilidades sociales y emocionales. Los niños aprenden a trabajar juntos, respetar las necesidades de los demás, ser responsables y cuidadosos con el entorno, y desarrollar su autonomía y confianza en sí mismos.
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Las actividades de vida práctica son cuidadosamente diseñadas para adaptarse a las habilidades y necesidades de cada niño en diferentes etapas de desarrollo. Por ejemplo, los niños más pequeños pueden empezar con actividades simples, como enhebrar cuentas o verter líquidos de una jarra a otra, mientras que los niños mayores pueden trabajar en tareas más complejas, como cocinar una comida completa o coser a máquina.
En un ambiente Montessori, los materiales y herramientas utilizados para la vida práctica están diseñados específicamente para que los niños puedan manipularlos fácilmente y trabajar de manera independiente. Los niños aprenden a cuidar y mantener los materiales, lo que les ayuda a desarrollar un sentido de responsabilidad y aprecio por su entorno.
En Bebé Políglota sabemos que la vida práctica en Montessori es una parte integral del desarrollo infantil. Al fomentar la independencia y la confianza en sí mismos, los niños adquieren habilidades valiosas que les servirán a lo largo de toda su vida. Además, al trabajar en tareas cotidianas, los niños aprenden a apreciar el valor del trabajo y la importancia de cuidar su entorno y las personas que les rodean.
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