Muchas veces los padres discuten delante de los niños y no se dan cuenta que esto les genera un sinfin de sentimientos negativos. Por un lado, los niños pueden ser demasiado pequeños para entender lo que sucede y generar emociones negativas en respuesta al estímulo exterior.
Además se les puede creer lo suficiente mayores para afrontar problemas de adultos, sin que esto sea así. En otras palabras, creemos que cuentan con la madurez y las herramientas para manejar la situación de forma saludable y en realidad no cuentan con ello.
El tono de voz, los movimientos bruscos y demás elementos del lenguaje no verbal, pueden ser interpretados de la forma errónea, incluso por un bebé. Aunque no se entienda el contenido, sí se comenzarán a generar emociones muy negativas.
¿Qué le estas enseñando a tu hijo cuando gritas?
A reaccionar con violencia a la frustración. Todos los seres humanos tenemos un punto límite de tolerancia. La manera como tú reaccionas frente a determinadas circunstancias le enseñará a tu hijo qué es correcto y qué no lo es frente a las reacciones sociales.
Es muy frecuente ver a madres y padres de familia en lugares públicos gritando y exigiendo a sus hijos que recuperen la calma, cuando ellos mismos no son el mejor ejemplo. Recuerda que frente a un momento difícil de tu hijo, lo correcto es transmitirle calma el lugar de unirse a su caos.
A ser irrespetuoso con sus figuras de autoridad. La manera en la que te dirijas a tu pareja, a la maestra de tu hijo, a sus abuelos y a los demás miembros de la familia afecta de manera directa al respeto y a la forma en la que tu hijo se dirige a ellos. Ten en cuenta que tu hijo ve el mundo a través de tus ojos y todo lo que tú hagas frente a él forma parte de su construcción como ser humano.
A vivir a la defensiva frente a quiénes nos aman. Las discusiones frecuentes frente a los niños les impiden entender que hay diferentes puntos de vista y eso no tiene por qué ser un problema personal.
Siempre es bueno abordar cualquier tema sin alterarse y que eso no afecte a nadie. Pero cuando la discusión se acompaña de gritos o palabras duras, los niños pueden asustarse.
Algunas de las consecuencias de discutir delante de los niños pueden ser: desde ofrecer un modelo negativo de relación, hasta ir creando reglas o límites ambiguos, pasando por situaciones de gran confusión en los niños, pues tal como sea el trato entre sus padres y de ellos hacía él el niño aprenderá lo que se debe y no se debe permitir en una relación afectiva, en otras palabras eres su mayor ejemplo de amor.
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